Más de la mitad de las personas mayores con pérdida auditiva en España corre riesgo de aislamiento


Más de la mitad de las personas mayores con pérdida auditiva en España corre riesgo de aislamiento


NOTA DE PRENSA
27 de septiembre, Día Mundial de las Personas Sordas


MÁS DE LA MITAD DE LAS PERSONAS MAYORES CON PÉRDIDA AUDITIVA EN ESPAÑA CORRE RIESGO DE AISLAMIENTO



• Un estudio español con más de 400 adultos mayores mostró que la pérdida auditiva se asociaba con un 78 % más de riesgo de fragilidad social, entendida como vivir solo, carecer de apoyos o presentar baja participación en la comunidad

• En el caso de las mujeres, la asociación fue aún más marcada: el riesgo se triplicó. Del mismo modo, revisiones internacionales concluyen que la hipoacusia no tratada multiplica la probabilidad de experimentar soledad no deseada, depresión y deterioro cognitivo

• Desde la SEORL-CCC se hace un llamamiento a la ciudadanía, en especial a la población de mayor edad y sus familias, a quienes se les anima a consultar al especialista ante los primeros signos de pérdida de audición, como subir el volumen de la televisión, repetir constantemente las conversaciones o evitar reuniones sociales

• También se insta a las administraciones públicas a reforzar los programas de detección precoz, garantizar la accesibilidad a audífonos e implantes y promover campañas de sensibilización que rompan con el estigma asociado al uso de ayudas auditivas



Madrid, 25 de septiembre de 2025 –
Con motivo del Día Mundial de las Personas Sordas, la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) alerta de que la pérdida de audición en las personas mayores constituye un problema de salud pública de primer orden, no solo por su elevada prevalencia, sino también por sus consecuencias sociales. La evidencia científica confirma que la hipoacusia favorece el aislamiento social y la soledad no deseada, y que su abordaje precoz y especializado puede frenar el deterioro emocional y cognitivo asociado.

En España, se estima que uno de cada diez ciudadanos padece hipoacusia –lo que equivale a unos 4,6 millones de personas–, con mayor incidencia a partir de los 50 años. En el caso de los mayores de 65, más del 50 % manifiesta algún grado de pérdida auditiva, pero solo el 39 % utiliza audífonos u otros dispositivos de ayuda auditiva. Esta brecha en el acceso y la adherencia al tratamiento limita gravemente la capacidad de los pacientes para mantener relaciones sociales y participar en actividades cotidianas, aumentando el riesgo de aislamiento.

La relación entre hipoacusia y soledad ha sido ampliamente documentada. Un estudio español con más de 400 adultos mayores no institucionalizados mostró que la pérdida auditiva se asociaba con un 78 % más de riesgo de fragilidad social, entendida como vivir solo, carecer de apoyos o presentar baja participación en la comunidad. En el caso de las mujeres, la asociación fue aún más marcada: el riesgo se triplicó. Del mismo modo, revisiones internacionales concluyen que la hipoacusia no tratada multiplica la probabilidad de experimentar soledad no deseada, depresión y deterioro cognitivo.

“La pérdida auditiva no es solo una limitación sensorial: es un factor de riesgo social y emocional que impacta directamente en la salud global del paciente”, subraya el presidente de la SEORL-CCC, el Dr. Serafín Sánchez. “Dejar de oír bien implica dejar de participar en conversaciones, perder vínculos y vivir con mayor aislamiento, lo que puede desembocar en depresión o incluso en demencia”, añade el máximo representante de esta sociedad científica.

Los otorrinolaringólogos desempeñan un papel fundamental en la detección y tratamiento de la pérdida auditiva. Una valoración temprana permite determinar el tipo de hipoacusia y aplicar la solución más adecuada: desde intervenciones médicas y quirúrgicas, hasta la adaptación de audífonos o implantes cocleares. Diversos estudios han demostrado que estas intervenciones no solo mejoran la audición, sino que reducen de forma significativa la soledad percibida y mejoran la calidad de vida.

Con motivo de esta conmemoración, la SEORL-CCC hace un llamamiento a la ciudadanía, en especial a la población de mayor edad y sus familias, a quienes se les anima a consultar al especialista ante los primeros signos de pérdida de audición, como subir el volumen de la televisión, repetir constantemente las conversaciones o evitar reuniones sociales.

Asimismo, también se insta a las administraciones públicas a reforzar los programas de detección precoz, garantizar la accesibilidad a audífonos e implantes y promover campañas de sensibilización que rompan con el estigma asociado al uso de ayudas auditivas.

“La salud auditiva debe considerarse una prioridad para el envejecimiento activo. Escuchar bien no es un lujo, es una necesidad para mantenernos conectados, prevenir la soledad no deseada y asegurar una buena calidad de vida en la vejez”, concluye el máximo representante de la SEORL-CCC, el Dr. Serafín Sánchez.

Al margen de la pérdida de audición en las personas de mayor edad, cabe recordar que cada año, alrededor de 1.890 recién nacidos presentan algún grado de sordera, lo que supone una incidencia de 5 de cada 1.000 nacimientos. “La sordera constituye uno de los principales problemas de salud pública en nuestro país y en el mundo, con una prevalencia creciente, que impacta directamente en el desarrollo del lenguaje, el aprendizaje y la integración social, por lo que el diagnóstico temprano y el acceso a tratamientos son claves para reducir su impacto”, señala el presidente de la SEORL-CCC.

Junto con las causas congénitas o degenerativas existen factores de riesgo prevenibles que están en aumento, caso del ruido ambiental o vinculado al ocio (la mitad de los jóvenes pueden sufrir pérdida de audición o tinnitus por exposición prolongada a ruidos intensos, especialmente por el uso excesivo de auriculares y la asistencia a conciertos o discotecas) o también en el ámbito laboral (la exposición continua a 80 dB durante más de 8 horas requiere protección auditiva, mientras que por encima de 100 dB, el daño puede ser inmediato si la exposición se prolonga).


Para más información:
Gabinete de comunicación de la SEORL-CCC: Tomás Muriel (605 603 382) / Manuela Hernández (651 867 278)